La destrucción de la ganadería supone potenciar la desigualdad y la oligarquía de unas clases poderosas y enriquecidas que si podrán alimentarse con la producción de carne natural de algunos ejemplares mantenidos por estos influyentes, mientras que la mayoría de la población, tendrá que alimentarse de estos sucedáneos proteicos.
Opinión de Manuel Pizarro. Consumo de carne: ¿si o no?
La gran batalla de la dieta: ¿veganos forzosos y por ley?
